El sábado 4 de noviembre, penúltimo día de Silvia en Sevilla, nos fuimos a pasear por la tarde al Centro de la Ciudad, recorrimos las calles, fuimos de tapas, eso quiere decir, que entrábamos a un sitio, comíamos algo y salíamos a visitar otro lugar donde hacíamos lo mismo, jaja, aquí lo hacen mucho, las tapas son lo que llamamos en Venezuela pasapalos, así que de tapa en tapa nos dieron casi las 10 de la noche, entonces salimos y continuamos nuestro paseo de despedida.
Mientras paseábamos oimos que en un "Bar de Tapas" donde se baila, estaba sonando una canción de Guaco, entonces "algo nos succionó" hacia dentro del local, del cual no salimos hasta las 2 de la madrugada, vean por qué:
Se oía pura salsa, merengue, y para nuestra sorpresa una pareja de venezolanos tocó y cantó desde las 12 de la noche como hasta la 1 de la mañana, alternando luego con música del Caribe.
Había unos bailarines, quienes amenizaban haciendo sus pasos y los demás desde atrás de ellos los seguíamos, como han visto en las fotos.
Nos costó un poco salir, pero lo hicimos, muy contentos por haber encontrado sin haberlo planificado una buena despedida para Silvia, quien estaba radiante de felicidad igual que nosotros.
Ese día que ya era domingo, nos acostamos casi a las 2.30 de la madrugada, y nos levantamos a las 4.30 para llevar a Silvia al Aeropuerto, así que no dormimos mucho, pero valió la pena.
Saludos a todos, seguiré por aquí.
Mientras paseábamos oimos que en un "Bar de Tapas" donde se baila, estaba sonando una canción de Guaco, entonces "algo nos succionó" hacia dentro del local, del cual no salimos hasta las 2 de la madrugada, vean por qué:
Se oía pura salsa, merengue, y para nuestra sorpresa una pareja de venezolanos tocó y cantó desde las 12 de la noche como hasta la 1 de la mañana, alternando luego con música del Caribe.
Había unos bailarines, quienes amenizaban haciendo sus pasos y los demás desde atrás de ellos los seguíamos, como han visto en las fotos.
Nos costó un poco salir, pero lo hicimos, muy contentos por haber encontrado sin haberlo planificado una buena despedida para Silvia, quien estaba radiante de felicidad igual que nosotros.
Ese día que ya era domingo, nos acostamos casi a las 2.30 de la madrugada, y nos levantamos a las 4.30 para llevar a Silvia al Aeropuerto, así que no dormimos mucho, pero valió la pena.
Saludos a todos, seguiré por aquí.
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